domingo, 10 de mayo de 2009

¡Sensualidad y Erotismo!

EXPERIENCIA POÉTICA DE RAFAEL MAYA, RELATIVA A LO AMOROSO

“Siempre he creído
Que un poema no es largo ni corto,
Que el escribir de un poeta,
Como su vivir, es un poema.
Todo es cuestión de abrir o cerrar”





Un elemento que hay que tener en cuenta cuando se hace un intento de crítica, indudablemente es reconocer que para juzgar una obra, es necesario colocarse dentro de las circunstancias históricas en que se desarrolló su pensamiento y que en relación a la lectura de la poesía, cabe decir que ésta se debe leer del mismo modo que se toma un delicioso y fino vino. Por eso, hay que tomarla lentamente, saborearla, sostenerla en el paladar y luego sentir como se reparte por cada uno de los huesos. Es un ir y venir, lo profundo y la nada, es crear, desechar, restaurar, agrietar, es la sangre misma de la palabra.
Pues ciertamente, la poesía adivina los latidos del cuerpo, sacude al poeta, (del mismo modo que al lector), porque él busca donde apoyarse pero es inútil, ya es demasiado tarde, aparece entonces esa voz interna poseyéndolo (lo que Octavio Paz llamaría ), alimentándose de sus extrañas. En ese instante el poeta deja de ser quien es y le presta el cuerpo a la poesía.
De este modo, la poesía de Rafael Maya, impone a sus lectores imaginación y un poco de mente abierta para sentir las imágenes que de una u otra manera cumplen la misión del poeta, es decir, crear un puente entre el mundo, los sentidos y el alma desde su experiencia, incitando a la necesidad de embriaguez mientras el vino corre palabra a palabra por nuestro ser, haciéndonos parte de él permitiéndonos e induciéndonos a la critica, entendida ésta como un ejercicio de reflexión, frente a esa posibilidad que tiene el poeta de ser libre, pues como dice Octavio Paz, sus alas son el deseo y la imaginación porque el cielo está a su alcance y “se llama fruta, flor, nube, mujer, acto”.
Por eso, el presente documento aborda la poesía de Maya, desde el concepto de “sistema poético” y medium que propone Walter Benjamín, con el fin de lograr lanzar las hipótesis necesarias y realizar nuevas aproximaciones alrededor del tópico de la poesía amorosa que inmediatamente nos remite a la mujer, al cuerpo, el amor y el erotismo, no sin antes decir que nuestro autor nació el 21 de Marzo de 1897 en Popayán, donde el ambiente señorial orgulloso de su pasado colonial, perfeccionadamente religioso, habría de calar tan hondamente en su ser, que pese a su permanencia en Bogotá, ninguno de esos sentimientos se aminoró, dado que lo católico no sólo “limita” su actuar; sino que también modela a la amada (la visión de la m
ujer) y el modo en que el amante siente el amor y expresa su deseo।








En este sentido y pese a que Maya no trasciende el limite con la corporeidad femenina, es a partir de ésta que su escritura no sólo describe situaciones sino que expresa una vivencia desde unos criterios básicos para actuar, convirtiéndolo en un poeta del amor antes que un poeta de la mujer, lo que ciertamente dista de tan sólo un paso en cuanto a la experimentación, porque desde el siglo XII lo que se conoce como “Amor cortés” sumió a los poetas en una relación idílica con la amada, razón por la que la mujer pasa a ser vista como idea real al que se le canta y al parecer esta es una de las características más apreciativas de la poesía de nuestro autor de interés।








En otras palabras, quien no conozca la producción literaria y ensayística de este escritor colombiano encontrará en el presente estudio, una invitación y un estímulo para iniciar su lectura; y quien ya conoce la obra de este poeta, seguramente revalorará su criterio por uno de los escritores de las letras colombianas, dado que él habla en cada palabra, de una experiencia y tras toda experiencia existe un modo (forma) de asumirla, porque la experiencia poética debe ser entendida como “un abrir las fuentes del ser”. Es decir, que su poesía fue hecha por palabras pertenecientes a una época concreta y por tanto pertenecientes a una historia particular, lo que la convierte en producto de una perspectiva o visión del mundo que se revela en el ritmo de cada poema que por cierto se hace único pues tal vez tiene por referente práctico (ya que pasa por tener un cuerpo y un limite de su potencialización además de pasar por un problema de valores -esos valores que posiblemente aquí quedan planteados en términos de crisis-) la mujer como motivo poético que a su vez, divide los poemas en tres categorías donde encontramos:
- Poemas de amor tierno, casi inalcanzado, pues se canta a esa mujer casi inalcanzable, o que ya se ha perdido en el pasado y en el vivo deseo de posesión, como: En el parque, Tarde, La ausente, Tu y yo, De Cristal, Volver a verte, Beatriz…
- Poemas donde se muestra la picardía de sus andanzas eróticas, recordadas con nostalgia como: Canto nuevo, En Bohemia, Solo contigo, Vida nueva, Las Alas, El espíritu del fuego, Tú y la noche…
- y Poemas que denotan su búsqueda por la belleza con un método de asociación por correspondencias en las que la mujer es el centro por lo que se diría que el poeta toma las palabras como el medium de los sentidos desde el alma del hombre y el mundo; como: El mundo en flor, Diana Victrix, Interior, La mujer sobre el ébano, Mujer y Rosa, Amor…




Encontramos, por tanto, el erotismo sutil, en el cual la acción es insinuada, disfrazada de palabras que llevan a fetichizar el sexo casi hasta sublimarlo. En otras palabras, en Maya se encuentra una contención de la pulsión sexual, por lo que no aflora abiertamente con sus vocablos la posibilidad amatoria aunque la insinúa. Puesto que en su obra, se nota un leve balbuceo en reflexión que dota a su lenguaje de los privilegios de la evocación aludida, apenas nombrada del cuerpo y todo lo que a la sensación concierne, o también lo que tiene que ver con el contraste entre la belleza incandescente y las penumbras del olvido la distancia o la renuncia.
De hecho, cada poema, verso o pequeña experiencia que hace de la obra de Rafael Maya, una totalidad fragmentada, seguramente tiene diversos y posibles significados; más no se trata de significados aislados ni mucho menos, sino como un todo, como un médium que expresa ese rítmico vaivén de las palabras que fluyen naturalmente, para formar ese canto es decir, la obra que por ser totalidad única se porta como el clímax de un orgasmo, como la eyaculación de arte y creación que obviamente está cargada de vida.
Por eso no cabe duda, de que renglón a renglón demuestra la magia verbal que necesita un tipo de comprensión del mundo con una mente capaz de toda turbulencia y de toda tranquilidad, es decir, una mente capaz de sentir y razonar a partir de un poder verdaderamente inspirado, desde la misma noción del absoluto que se liga a la concepción de reflexión, pues ésta lo constituye, por eso reconocemos el absoluto como totalidad abierta a todas las posibles lecturas porque así como en él hay un darse cuenta, también podría afirmarse que cada imagen recreada en los poemas, es un absoluto inacabado con multiplicidad de arte en sí mismo, en otras palabras, o mejor en palabras del mismo Maya:



“Ver, oír y palpar: he allí la sola ciencia
donde la lira funda su incomparable gozo.
(…) Ver, oír y palpar: ¡Para el poeta es todo!
Mas un grano de polen alberga una centella”।




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