Un paradigma femenino más allá del amor…
Sus pechos crecen en mis palmas
Crece su respiración
En mi cuello
Bajo mi cuerpo crece
Incontenible
Su cuerpo.
-José Manuel Arango-
Sucede que durante toda la historia, el paradigma femenino ha sido una sombra para la sociedad, enmarcado no sólo por múltiples prejuicios sino por absurdas ideas cerradas y erradas acerca de “formas adecuadas” para cumplir los roles sociales.
Sucede que las mismas creencias (la religión, la iglesia y los principios de Dios) han guiado a la mujer por la vida con los ojos a ciegas y el corazón latiéndole tan fuerte que de pronto, también con ayuda y en consecuencia de los hombres como gritando “auxilio” las mujeres, representadas en las heroínas de novela, abogan por un cambio.
De esta manera en obras como: “La Maria” de Jorge Isaacs y “El amor en los tiempos del cólera” de Gabriel García Márquez, los elementos románticos se realizan a la inversa y paralelamente pues navegan por las mismas aguas en distintas direcciones, pero se hacen imagen de una sociedad y paradigma femenino en el espejo del amor.
Ciertamente, en “La Maria” se palpa el amor ideal exaltado, y a su vez se presenta el amor más puro como lejano, intensificado por la ilusión de llegar a estar juntos, razón por la que el amor más conmovedor es el de una distancia.
Y en “El amor en los tiempos del cólera” nunca se realiza el amor en la forma perfecta, pues se da amor sin unión o unión sin amor, tanto así que, los síntomas de amor son iguales en gravedad a los del cólera, cuando se vive la tortura de un amor no realizado.
Entonces, en la medida que: La mujer es metáfora de la cultura, se dan en estas obras dos posibles situaciones para el rol femenino donde, por una parte se enmarca a la heroína con un yo determinado por la sociedad y en especial por la imagen paterna (de un Dios padre), y por otra con una tradicional imagen virginal que la lleva a ser negada, invisibilizada y con una voz pasiva.
Imágenes que a pesar de: “Maria” representar fielmente, Fermina Daza transgrede de alguna manera, dado que reconoce en sí misma, por su carácter fuerte lo sexual, sensual, sutil, rebelde y locuaz que es, y en consecuencia como “su belleza es útil y ya no puramente decorativa”, gracias al amor que logra penetrarle hasta la razón y oficiarle una voz participativa, (-actitud digna de imitar-).
De allí que dichas obras, bien sea por su insinuación, contraposición o fiel representación demuestren que, como se dice:
“La belleza como una forma elemental de conocimiento, a partir de la idea romántica del amor (es) una fuerza absoluta, todopoderosa y trágica. La belleza entonces, encuentra en la figura femenina una contemplación de lo conocido y de lo ignorado, que es fuente de la poesía.”
Y por eso, la belleza en toda su literalidad como herramienta del amor le ayuda a tomarse de la mano con la idea de “búsqueda existencial” para el hombre y en última instancia para toda una sociedad y cultura, siempre y cuando sea un amor que no se queda en sí mismo (o irrealizado como el de Maria y Efraín), sino que sea llave, invitación al salto como lo fue el amor de Fermina y Florentino en el que a pesar de estar al otro lado de la orilla tan distanciados por el tiempo, las circunstancias, las propias decisiones y la sociedad, saltan para dejar de ver nadar los sueños y poder nadar en la profundidad y realización de los mismos.
En síntesis, el paradigma femenino puede verse transformado por el amor, tanto así que Florentino comprendió, como lo supo siempre Efraín que:
en todo instante el hombre busca su lugar, su sentido en una mujer y ciertamente, puede encontrarlo, pero para ello se requiere algo más que un motel, algo más que un instante, se requiere (como lo muestra finalmente Gabriel García Márquez al concretar el amor entre sus personajes principales), una nueva visión del cuerpo humano, del cuerpo femenino, ya no virginal, ya no sólo puro, ya no sólo estéticamente perfecto sino con un valor más allá del estereotipado, un valor más superior, más sensible que le permita al hombre sentir, expresar y creer: que él es ella y ella es él porque en esta concepción de igualdad sin igualdad alguna, está el remedio para encontrarse en el mundo.
Finalmente, está abierta la invitación para conocer estas obras y en caso de ya conocerlas, reflexionar sobre esta nueva mirada lectora.
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